Nuevas oportunidades: España y Francia presionan para eliminar el límite de 90 días de visita post-Brexit para los británicos propietarios de viviendas vacacionales
Cambios progresivos en la normativa de visados para británicos con segundas residencias en España y Francia
En un intento por impulsar sus economías y abordar las preocupaciones de los propietarios británicos, tanto España como Francia abogan por eliminar el límite de visitas de 90 días tras el Brexit, una norma percibida como perjudicial. La medida llega después de que el Senado francés votara recientemente a favor de conceder a los propietarios británicos el derecho automático a un visado de estancia prolongada.
La normativa actual restringe a los británicos a pasar un máximo de 90 de cada 180 días en sus residencias de vacaciones. Para superar este límite, los individuos deben solicitar un visado de larga duración, un proceso que puede durar hasta seis meses. Reconociendo el impacto negativo de esta norma sobre los viajeros británicos y las economías locales, el Gobierno español se ha unido ahora al coro que pide su reconsideración.
El director de la campaña y fundador de "180 días en España", Andrew Hesselden, expresó su satisfacción por el reconocimiento del Senado francés de los retos a los que se enfrentan los residentes británicos de medio año tras el Brexit. Hesselden mantiene la esperanza de un reconocimiento similar en España. Los últimos acontecimientos indican avances en España, con informes de una importante reunión entre el representante español Gómez y la Directora de Asuntos Consulares y Crisis del Reino Unido, Jennifer Anderson, en la que se trataron cuestiones relacionadas con las estancias de los turistas británicos en España, incluido el límite de 90 días.
España, que depende del Reino Unido como su mayor y más lucrativo mercado turístico, registró dos millones de visitantes británicos el año pasado, lo que supone casi el 24% del total. Sin embargo, las normas del espacio Schengen dictan que los ciudadanos de fuera de la UE, incluidos los británicos, sólo pueden permanecer un máximo de 90 días de cada 180 sin visado, imponiendo fuertes multas en caso de sobreestadía.
Paralelamente, la senadora francesa Martine Berthet ha propuesto una enmienda a la ley de inmigración para conceder visados automáticos de larga duración a los británicos propietarios de segundas viviendas. Berthet, motivada por las quejas de propietarios británicos en la región de Saboya, hace hincapié en los problemas burocráticos a los que se enfrentan los británicos que contribuyen a la economía de Francia. A pesar de requerir un nuevo debate en la Asamblea Nacional de Francia, esta enmienda se ha enfrentado a la oposición del Gobierno del presidente Emmanuel Macron.
Mientras se desarrollan los debates, el Ministro de Turismo en funciones de España, Héctor Gómez, afirma el interés del país en convencer a la UE de que considere excepciones, destacando la necesidad de atender las preocupaciones de los propietarios británicos y mantener los lazos económicos entre las naciones. El impulso para el cambio refleja el creciente reconocimiento de las dificultades que plantea el límite de 90 días de visita, ya que tanto España como Francia buscan una resolución que beneficie a todas las partes implicadas.
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Virginia Rodriguez
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